Un día cualquiera, frente a la inmensidad del mar de Chorrillos, Carlos, nuevo en aquellas aguas, llegó con la intención de aprender a nadar, sin imaginar que conocería a muchas personas, entre ellas a Nataly. Juntos compartieron risas y momentos memorables junto a su grupo de amigos, llenando sus días de alegría semana a semana.
Con el paso de los meses, entre miradas cómplices y conversaciones que se extendían más allá del horizonte, la amistad se fue volviendo cada vez más sincera y especial. Sin prisas, esa conexión genuina creció con cada momento compartido, hasta que el amor floreció de manera natural, como si siempre hubiera estado esperándolos. Juntos han enfrentado desafíos y disfrutado de las alegrías más simples, cada paso fortaleciendo ese lazo irrompible que los une hoy más que nunca. Por eso...
C & N
